Un amplificador de antena da más fuerza a la señal que se recibe en la antena.
Es decir, por el aire viaja la señal de TV (TDT), la antena ya amplifica esa señal para que tenga fuerza suficiente para que el sintonizador TDT la pueda procesar.
Si la antena no es capaz de ampliarla lo suficiente, entonces se añade un amplificador. Esto puede ocurrir porque la señal que viaja por el aire es demasiado débil y entonces la antena, a pesar de amplificar, no lo hace lo suficiente, o porque se ha de dar servicio a una instalación con muchas tomas de TV (un hotel, una comunidad de vecinos…)
De todas formas, hay que tener en cuenta que no todo es amplificar. La señal de TDT no necesita mucha fuerza para poder ser procesada correctamente (unos 49 dBm suele ser suficiente para un TV), lo que sí necesita es calidad de la señal, y eso se consigue con una buena antena y un buen cable para distribuir la señal por la instalación. Hay ocasiones en que un amplificador da mucha fuerza, pero también introduce «ruido» con lo que la calidad baja. Si tenemos mucha fuerza, pero poca calidad, no valdrá de nada.
Esto sólo se puede ver con un equipo de medida, un medidor de campo que nos medirá la amplitud de la señal que recibe la antena y la calidad (MER) de la misma.